miércoles, 15 de agosto de 2012

Fragmento De respiracion artifical de Piglia


Muere, Franz Kafka, el 3 de junio de 1924. En esos mismos días, en un castillo de la Selva negra, Hitler se pase por una sala de techos altos y paredes con vitrales. Se pasea de un lado al otro y dicta a sus ayudantes los capítulos finales de Mein Kampf . Junio, 1924. Se pasea, el Führer, y dictaMein Kampf. Kafka agoniza en el sanatorio de Kierling. La tuberculosis le ha tomado la laringe, de modo que ya no puede hablar. Hace señas. Sonríe. Trata de sonreír. Escribe notas en un bloc para Max Bord, para Oskar Braun, para Felix Winbach, sus amigos de toda la vida que están ahí, junto a Dora Diamant. Creo que he empezado en el momento oportuno el estudio de los ruidos de los animales: esas son las cosas que escribe, porque ya no puede hablar. Junio de 1924. Se pasea, el Führer, rodeado de ayudantes, dicta: El primer objetivo será la creación del gran imperio Germano Alemán cuyos dominios, dicta, se pasea de un lado a otro, cuyos dominios deben abarcar desde el Cabo Norte a los Alpes del Atlántico al Mar Negro punto, dicta rodeado de sus ayudantes. Kafka agoniza en el sanatorio Kierling, cerca de los Klosterneuburg. No puede hablar. Hace señas. Sonríe. Tendido de espaldas sobre la cama, escribe un block que sostiene, con dificultad, muy cerca de su cara. ¿Puede oír? Se pasea, el Führer. Un Gran Imperio Germano Alemán coma, se pasea, dicta, rodeado de sus ayudantes, de un lado a otro, coma surcado por una poderosa red de autopistas junto a las cuales se establecerán colonias militares germanas punto, dicta Mein Kampf  el Führer.
          En el sanatorio Kafka agoniza, estudia el ruido emitido por los animales. Hi, hi. El chillido que emiten las ratas, aterrorizadas, en sus madrigueras. Hi, hi, chillan. Estudia en el momento oportuno el ruido emitido por los animales. Se pasea, rodeado de sus ayudantes, por el salón, el Führer. En el sanatorio Kafka agoniza, no puede hablar, escribe. ¿Puede oír? Junio de 1924. El Führer dicta Mein Kampf . Europa al este del Danubio será en el futuro dos puntos en parte coma un enorme campo de maniobras militares coma y en parte un lugar de asentamiento de los esclavos del Reich coma, se pasea, de un lado al otro, rodeado de sus ayudantes, esclavos que serán seleccionados en todo el mundo según criterios raciales coma siendo usados y mezclados, se pasea, va y viene, con arreglo a un plan preestablecido coma que se detallará en el momento indicado punto dicta mientras se pase por los salones del castillo ¿Y el agrimensor? Agoniza. Ya no puede hablar, para entenderse con sus amigos, con su mujer, Dora Diamant, sólo puede escribir. Se ha quedado sin voz. 

Dicta: Todo el Este habrá  de ser una enorme colonia como una especie de campo de pastoreo de los esclavos no arios, dicta Mein Kampf , Hitler, dice Tardewsky, mientras Kakfa, a quien la tuberculosis le ha tomado la laringe y ya no tiene voz, sólo escribe para sus amigos más queridos y para su querida Dora Diamant. Se pasea de un lado a otro, lento el Führer: campo de pastoreo de los esclavos no arios coma, rodeado de ayudantes. Pequeñas notas de un block con lápiz, letra trabajosa. Recuerdo un libro oriental: sólo trata de la muerte. Un agonizante yace en el lecho, escribe Kafka, y con la  independencia que le confiere la proximidad a la muerte, dice: siempre estoy hablando de la muerte y no termino nunca de morir. ¿Puede oír? Los esclavos arios coma con enlace terrestre y directo con el país alemán que constituirá su eje central punto y seguido, se pasea, rodeado por sus ayudantes, de un lado al otro. Siempre estoy hablando de la muerte, escribe, nunca termino de morir. Pero ahora, precisamente, estoy recitando mi aria final. Unas duran más otras duran menos. La diferencia es siempre cuestión de pocas palabras, dice el agonizante, escribe Kafka tendido en el lecho. A los 180 millones de rusos coma en cambio coma habrá que sumirlos en un envilecimiento progresivo dos puntos, se pasea el Führer. Tiene toda la razón, escribe: el agonizante  tiene toda la razón, escribe Kafka. No hay derecho a sonreírse del protagonista que yace herido de muerte, cantando un aria. Nosotros yacemos y cantamos, años y años, toda nuestra vida no hacemos más que cantar, siempre, el aria final, les  escribe Kafka a sus amigos en el sanatorio Kierling. Junio de 1924.

 Sumirlos en un envilecimiento progresivo dos puntos impedir su procreación coma castigarlos sin hablar hasta lograr que pierdan el uso de la palabra coma dicta mientras se pasea por los salones del castillo. La enfermedad le ha tomado la laringe. ¿Puede oír? Escribe sus últimas palabras. No hay derecho, escribe, son sus últimas palabras, no hay derecho, el block apretado entre sus manos, casi pegado a la cara, tendido de espaldas, no hay derecho a sonreírse del protagonista que agoniza cantando un aria. Se pasea. Hasta lograr que pierdan el uso de la palabra coma impedirles todo aprendizaje para ahogar toda inteligencia y toda posibilidad de rebeldía coma en una palabra coma embrutecerlos, dicta el Führer, dice Tardewsky ¿Quién puede reírse del aria que entona el moribundo? Trata de sonreír. Hace gestos. Se pasea, de un lado al otro. Solo podrán aprender como máximo las señales necesarias para que sus jefes con mayúscula Jefes, dicta, puedan  organizarles metódicamente su jornada de trabajo. Junio 1924.Kafka agoniza en el sanatorio donde ha de morir sobre el filo de la medianoche. En el castillo ¿Se oye el aria final que entona el moribundo? Naturalmente coma deberán aprender, se detiene, sus ayudantes de inmediato se detienen, lo rodean. Mejor, dice, tache la frase anterior y comienza otra vez a pasear, las manos en la espalda. Naturalmente coma deberemos enseñarles coma usando el rigor necesario coma a comprender el idioma alemán para asegurar así la obediencia a nuestras ordenes con mayúscula Nuestras Ordenes punto, paseando por los salones del castillo el Führer dicta Mein Kampf . Es medianoche. La medianoche del tres al cuatro de Junio de 1924. El moribundo, ¿alcanza a oírlo? Estudió el ruido emitido por los animales. ¿Lo ha oído? Hi, hi, chilla en su madriguera el Ungeziefer , hi, hi, chilla, aterrorizado, en medio de la noche, mientras se oyen, lejanos, los pasos de alguien que va de un lado al otro, se pasea, en el castillo, de un lado a otro, rodeado de sus ayudantes. Hi, hi, chilla en su madriguera el Ungeziefer mientras se oye, lejana, la bellísima y casi imperceptible aria final que entona el que agoniza.
         Junio 3 de 1924, dice Tardewsky

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