sábado, 22 de junio de 2013

Perdón.

No se que es lo que me llevo a vos.
Si fragilidad de tus músculos, de tu cuerpo,
el letargo de tu voz.
El sonido Afónico a mares,
que emitía
tu garganta.

Tenía miedo
 que el viento tocara tu piel
y te rompieras.

Eras el gesto de la muerte
cuando empezaba a vivir.

Tu cuerpo, era un agenciamiento distinto
no eras la imagen de lo vivible.

Y aun así emitías el respiro,
la emoción y la inocencia
de un niño que llega a casa.

Como la pequeña milana quizá?
O no.
 Que era lo que te hacia habitable?
el espacio de lo otro, de lo ajeno.
De lo alienable, de lo nuevo.

Eras amor sublime,
 compasión genuina
 y perversión.

Así me sentía
cuando te abrazaba
 y eras niño en cuerpo adulto.

 Débil  como  anciano,
 con experiencia solo de un cuarto de siglo.

Pude aceptar los fragmentos de tu vida,
pude cuidarte,
hacerte olvidar un instante de la muerte

Pude...pero ya no puedo.

No soy infinita,
no puedo entregar mi vida,
no soy el remedio que puede sanarte.

Aunque lo intenté.
Aunque me duela,
el saber que cuando no estoy,
decidis volver a la sombra.

Quise llenar tus partes delgadas,
quise fortalecer tu musculatura.
Quise lidiar con la muerte por vos.

Quise ser el espacio que la vida te nego.

Pero no soy ni una heroina,
no soy la salvación.
Solo puedo quererte, cuidando que no me diseque tu voz,
el impacto de tu sentimiento sobre mi.

No puedo aceptarlo,
no puedo disecarme yo, intentando salvarte.

Perdón.
No puedo.

Solo quise ser  ese gesto de vida,
alejarte la inminencia de la sombra que te causaba fatiga.

Quise, cuidarte protegerte,de verdad. Y hoy me alejo, sin ni siquiera haberlo logrado.