Un tono menos se suma a mi.
nací gris
las escalan suben.
A veces se fragmenta
y entra algún hilo verde
o azul
los cálidos aparecen muy de vez en cuando
al fuego quizá
en contacto con otros.-
Nada entra en mi
se alojan en mis tripas
y quedan diseñando el evento del dolor
Rios enteros
derrapados en continuidad
tengo un nudo en la garganta
y la boca apretada
Me duelen los huesos,
las noches,
los años
me duele el dolor
los cliches de la vida
aparecen ante mi.
La garganta parece muerta
se inflama
raspa
quema
y vos queres hablar
pero yo no puedo
y esta vez es literal
Entre vapores navegamos
el encuentro.
Miradas distantes que se cruzan,
las densidades se hacen carne
emulan el ambiente del que estamos hechos.
Lecturas subliminales
marcadas en la carne
porque las carnes están para eso decía René
para ser marcadas.
La densidad del ambiente
puede volverse
la saturación
que drene
todo lo que no puede salir
y está golpeando hace tiempo
Caen los conceptos
los atajo con lo único que tengo
retazos rotos
buscando nombrarse
con lengua ajena
Volver al origen
fue volver
a lo que oculto
que sublevo en favor
de otras tibiezas que alcancen el hielo
que me compone
Hay un fuego que arde
es adentro
pero
no quema
ni llega a derretir
las escarchas de las que estoy hecha
Irrumpe el cielo
es el mismo, pero no
el desierto y su silencio.
Busco voces para perderme
en la vuelta entre la forma
y la musicalidad.
Se me cuela en el hueso
eleva el nivel
la temperatura de la cadencia
cae en mí.
Prefiero el encuentro
antes que el pensar
el movimiento me atrae más
que la pasividad de cada día
variaciones del instante que parece internidad.
Me reduzco al lugar en el que entro
frente a la mirada del otro
quedo contraída
despliego mis movimientos
como flotando
a cada letra una palabra se despliega
una marca se trasluce
una línea emerge de mi superficie.
Mapas incontables
secuencias desbordadas entre la vida
y los ratos rotos
de una continuidad duplicada