Juego con el dolor
la plasticidad de la lengua
me da el ambiente que quiero,
suena este teclado barato y ajetreado
por los vaivenes de convivir conmigo
y me recuerda a ella con la maquina de escribir.
Escribir le daba un plus, quizá fue eso.
Pero yo soy más cruel.
Todo se me produce en imágenes,
y me cuesta jugar con la prosa
le evado a lo directo de las construcciones
porque siento que me pierdo en estructuras
y me olvido de llegar al punto de contacto.
No sé llorar bajo parámetros.
Mi escritura
es el canto en silencio
que hago para vivir.
Hablando y evadiendo a la vez,
tanto que mi voz siento
se apaga con el tiempo.
Lo oculto
pero a veces
le quito el velo para algunos,
mido con precisión para quien.
Para mi es lo profundo
es la capa más cercana a lo que hay adentro.
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