Una aguja finita, diminuta, minúscula se incrusta.
Traspasa la piel, atraviesa las partes, camina recuerdos.
Una aguja como una palabra cortita, chiquita y sutil se incrusta
traspasa los mares, los libros, los aires.
A traviesa fronteras, distancias, espacios.
Camina momentos.
Hasta esconderse en un rincón.
Se apilan en algún lugar de la casa,
se ocultan, para volverlas a encontrar.
Para que otra vez de manera cortita, finita y sutil se vuelvan a incrustar.
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