jueves, 18 de abril de 2019

Jugamos a que todo vale nada
y que nada vale todo

A ir al fin del mundo,
a entregarte el poder  de todo.
Puedo hacerlo,
puedo construir ese artificio.
Puedo decirte y jugar
de eso se trata.

No hay instancias de verdad
las caricias son el juego
las palabras lo completan.

Las eternidades son ficticias
lo infinito cabe y se acaba en el momento último que decido.

Te habito como eternidad
como infinitud de sentir
de ver mi cuerpo vibrar.
En su quietud me retiro.

Me preguntas que pienso.
Comprendo, no entenderías
por eso no me develo
entro en el juego como quiero, que quiero
me hago una participante estratega.

Sigo jugando
no es falsedad,
es genuino
solo que no puedo descuidarme
necesito la alerta.
Es que podes sanar o abrir las heridas
para revivirlas en el instante
en que te veo encerrado en tus demonios.

Aún no te amigas con ellos,
te dejas, te entregas
no hay más luchas en el silencio
lo agrandas, volves a él.
Te seduce, te reduce
y no ofreces resistencia.

Puede el dolor acercarte
puedo comprenderte.
Yo sin embargo, huyo
no deseo hundir mis pies en ese barro
en esa agua podrida y corrosiva.

Ya estuve ahí.

Puedo correr,
podes corres.

No quiero volver a ese fuego
prefiero buscar otros
avivarlos adentro
encenderme el cuerpo
hacerme traspirar notas, voces, letras.

No puedo salvarte,
no hay salvaciones,
no hay redención
es sólo tu sangre la que se derrama y no vuelve.

Puedo mostrarte, puedo sacarte a mirar el sol
puedo llenarte de ilusiones mentirosas
si de eso se trata
si de eso me hago.


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