domingo, 24 de febrero de 2019

Eras el vestigio del futuro

La bruma humeda
cuando la ola golpea sobre las construcciones rocosas
en una playa olvidada de chile.
Lo que queda de la marea
cuando se vuelve en sí

Lo distinto pero a la vez tan propio

Temo cuando amo
es el único momento en el que temo.

Temo que se desintegre tanto mi piel
cuando no estas
temo que me duelan los ojos cuando me miren.

Me enojo, me enojo con las miles de teorías que formulé
para autoengañarme un rato más

Eras el futuro de un presente cercano

Caminaba por andar,
me creaba realidades y ficciones.
Ahí puedo habitar mejor
en el casi siempre ignorado escrito que te guardo, que me guardo.

Te pienso y me enrosco en noches vaporosas
en que la espera se hace el continuo de mi voz

Sin embargo las distancias siempre fueron mi hogar.

Puedo escribir y crear todo lo que nos falta,
todo lo que no tengo,
todo lo que llega tarde, o no llega.

Todo lo que imagino y no se materializa.
La falta de tiempo, 
y el pasaje de la noche escurriéndose entre las sabanas
que nos contraen y no me dejan dormir.

Es que quiero tomar todos los segundos
suspenderlos en un aire que no es este.
No es el de un departamento interno
con unos niños mirando a cinco metros,
en el que no puedo mirar el cielo
y solo me recubren paredes cementosas
que supuran calor.
El acumulado, viejo,
el despojo de un mundo que destruimos a cada instante
y del que nos quejamos,
gritando como locos al viento.

Quiero construir un tiempo otro.
En otro espacio, habitado de plantas
de soles, y de lunas que no se escondan para mi.

Puedo crear en la ausencia,
porque puedo crearte como quiero.
Puedo ser la que domina esta fantasía
en la que te observo, te capturo,
te reproduzco como una imagen
como película en loop.

Puedo ser la que domina esta fantasía,
no voy a preguntarte cómo.
Sólo se que voy a tratarte bien,
voy a susurrarte al oído melodías, y poesías
que caminan en mis neuronas hace tiempo.
Voy a habitarte en una sonoridad perfecta.




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