martes, 6 de noviembre de 2018

Hay una melodía sonando
siempre suena  algo en mi. 

Creo un sonido
no tengo con que, le asigno palabras. 
Lo repito en mi cabeza
como mantra redundante.

No hay quien pueda llenar de palabras tus sonidos
no hay quien pueda captar lo que tu balbuceo dijo.

Te hago sonar para mi
para derribar las distancias.

Te construyo
te pongo cuerpo, te mezclo con elementos conocidos
te reduzco a mi universo

El paisaje que me rodea 
es el insumo del que te creo, 
intento imaginarlo y transportarme
no puedo habitar 
este único cuerpo que me sujeta
no puedo nombrarme  en la ausencia

Busqué el elemento de tu fuerza,
el viento que te extrema,
la lluvia que te pega.

La hago coincidir en mi cabeza
con la recurrencia de su voz digitando el sonido
marcando con tus dedos el ritmo.

Ya no suena, ya  no rima
La distancia entre el imaginado y lo aprehensible.
entre el tiempo pasado y el presente.

El silbido juega y me hace volver.
Quiero llenarlo de magia
 y tantos libros para nada.

Me deslizo sobre el teclado
emulando tus manos.
Es la forma del encuentro.

Sos el reducto de mi soledad
el ambiente que lleno cuando nadie está.


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