Su torso era aterciopelado, de un color café. Había inconsistencias en su aspecto. Había algo extraño y a pesar de que hace diez años lo ve aun no puede definirlo. Aun cuando le ha dado mil vueltas al asunto.
Había un iman sobre el. Y para defenderse, para no acostumbrarse con un solo juguete y depender de el se buscaba otros. Otros distintos. Buscaba más blanquitos pero siempre se terminaba encariñando Más por los color café.
Sus ojos eran pequeños y profundos. Estaban escondidos en su rostro.
Ya se conocían tanto que realizaba con el un juego. Era un híbrido entre cortejos e histerias cargadas de historias. Hasta que cansados y ansiosos lograban mirarse. Ella incromatica y el con su tostado eterno se miraban. Se reconocían. Y se aceptaban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario