viernes, 13 de noviembre de 2020

 

Las paredes se agitan,

como un  galope cansado,

A cada paso 

su respiración

 asciende un grado

Le da ritmo a este fuego.

 

Acá sólo un campo de batalla,

miles de cuerpos diminutos,

se pegotean hasta  convertirse en una masa amorfa

Que ya no es posible fragmentar.

Caen de un lado a otro

Sin que nadie los vuelva a levantar.

 

El sol entra por la ventana,

recorre mi cuerpo, que se adhiere a los demás.

Levanto mi cuello para respirar,

el verde, acotado a un elemento de cristal

hace fuerza para llegar a mi.

 

La música acompaña,

En cada nota que cae,

Agita su llama.

 

Regulo el ingreso de aire,

Hoy solo soy un cajón de elementos perdidos

Un ardor de árbol caído.

El piso recuerda su origen,

y combustiona todo incluso a mi.

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario