viernes, 24 de febrero de 2023

 La espera es como partículas de tiempo en posición de reposo con la convicción de que algo va a pasar.

Ella, parecía como todos los deambulantes salida de una película en la que el director quiere retratar lo que queda de la ciudad en su silencio cómplice. Su pelo se componía de rastas, todo su pelo, empelotado de tejido, enredado, con una técnica un poco descuidada no se efectivamente si por decisión o simplemente porque sí. Yo sólo miro, intentando no posicionar desmedidamente, la mirada.  Sus ropas funcionan para la locura de clima y un frío que de repente nos llegó, llena de capas empolvadas la recubren mientras la veo bailar con los ojos esperando, no sé qué, pero pareciera, con la convicción que llegará.  

Un día como todos llegando al punto fijo en donde nos encontramos para seguir viajando apareció ella, esperando, se supone que un chico, pero no se sabe bien desde cuándo. Se nota desde hace mucho, se mece de manera intrigante, camina como bailando al sonido de un tarareo extraño, pero rítmicamente coincidente con su paso. Su baile, le hace olvidar el tiempo, en sus ojos perdidos, un hamaqueo circular la va desplazando sobre el suelo. Parece haber encontrado el modo de hacer consumir el tiempo muerto.  Yo siempre creo que bailar lo desactiva todo,  pero ese día fue más claro.


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