Un vaso de aluminio es la variable de mi tiempo
el azul se cuela por los espacios
de la casa que nos quedó
el mismo que llevaba a la escuela.
Ese mismo que en sus 200cc
carga múltiples historias
en su reflejo me revela la película
de sus rostros,
cuando eran como yo.
Puedo mirarlo
y verlos
con ojos grandes
esperar para saber
que tenía la merienda para festejar.
La infancia se nos repite como un elemento
perdido.
Un chal con olor a humedad de inviernos pasados
que en la profundidad conserva la estela del perfume
de una abuela que ya no está.
Y su fragancia ancla otro instante
que se estaba por escapar.
La memoria se nos esconde en los objetos
insignificantes, en recipientes que llenamos
de polvo, y de aromas.
Para cuando sólo queden los objetos,
los rostros se desintegren
y cuando el lento curso de la historia
los haya borrado del todo.
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