viernes, 21 de agosto de 2020

 Un vaso de aluminio es la variable de mi tiempo

el azul se cuela por los espacios 

de la casa que nos quedó

el mismo  que llevaba a la escuela. 

Ese mismo que en sus 200cc

carga múltiples  historias

       en su reflejo me revela la película 

de sus rostros, 

cuando eran como yo. 

 

Puedo mirarlo

y verlos 

con ojos grandes 

esperar para saber 

que tenía la merienda para festejar.

La infancia  se nos repite como un elemento

perdido.

Un chal con olor a humedad de inviernos pasados

que en la profundidad  conserva la estela  del perfume  

de una  abuela que ya no está.

Y su fragancia  ancla otro instante 

que se estaba por escapar.

La memoria se nos esconde  en los objetos

insignificantes, en recipientes que llenamos

de polvo, y de aromas.

Para cuando sólo queden los objetos,

los rostros se desintegren

y cuando el lento curso de la historia 

los haya borrado del todo.


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