viernes, 21 de diciembre de 2012

Te prefiero


Se ampolla mi garganta, se llena de grietas, se pudre, parece morirse y revive. El nombre te ridiculiza emula sostenerte aunque solo logra perderte. Te posee, o lo posees  te lo imponen y te negas, no puedo decirte.
Voy a nombrarlo, voy a nombrarte...
    Lo intento, voy a decirlo, aunque no se cómo. No sale, hace fuerza, ni inhalo, ni exhalo, te perdes en la inconsistencia  de crearte en mi mente. Los movimientos envolventes ya no pueden tocarte. Nacía, no lo nombré... Prometí no hacerlo.
  No quise, no pude, no quiero, ¿O  sí?
   Crecía lentamente imperceptible, pudiste leerlo. Pero no lo dije! No lo dije!  Emergía por el hueco de mis poros. Lo viste, lo leíste?
  Solo las caligrafías respiran, mi boca se ahoga, agoniza, lo dice pero  no puede generar sonido. ¿El silencio cuenta como dicho?
    Espero que no, no voy a escribirlo, eres  flujo, una densidad viscosa que se cuela en mis  cartílagos, moviliza mis adentros, y promete salir pero no lo hace. No lo hace, y convivo con él...

No voy a decirte, porque se sabe que cuando se nombra existe, se sujeta.  Te prefiero viscoso, te prefiero alienable, te prefiero inseparable, volátil sin nada y con todo.

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